Autor del meme: desconocido. Compartido a mí por Fernanda Valenzuela
Antes de que alguien intente tomar el liderazgo de cualquier cosa en el mundo,
debe ser capaz de tomar el liderazgo de su propio cuerpo
LAO TZU
Hace unos meses acudí al dentista, fui a hacerme una limpieza nada más y salí con diagnóstico de todas las muelas con caries, una endodoncia semi urgente y la necesidad de ortodoncia. Y según yo iba por prevención…
Por eso, para responder a la pregunta y título de este ensayo, yo sin duda le aconsejaría lavarse bien la boca. Minuciosamente; pasando el hilo dental por entre los dientes y utilizando enjuague bucal. Y por supuesto, lavarlos religiosamente después de cada comida.
Resulta que mis caries son de esas que no se ven a simple vista sino con ultrasonido. De esas que pudren la pieza silenciosamente. De esas en la que, si acaso tan solo aparece un pequeño puntito negro, pero que en cuanto el dentista escarba con su maquinita, se crea un socavón tremendo que te deja la pieza al borde de endodoncia. Así nomás, de un día para otro.
Y en cuanto al consejo que le daría a mi ser humano del pasado, no es porque no me hubiera lavado los dientes antes, pues siempre he tratado de cuidar la sonrisa, pero es verdad que hasta esta edad es que he sido más consciente en tener una VERDADERA higiene bucal.
Porque, independientemente de que habemos personas más susceptibles a tener caries, según el ph salival y factores genéticos (¿cuántas personas hay que ni los dientes se lavan y no tienen ninguna cavidad? —léase esto con cierto tono de envidia y con un emojie de ojitos pa’ rriba y emputado—), también el hecho de no utilizar el hilo dental con frecuencia y con la técnica correcta durante tantos años influyeron en la gestación de mis caries.
Y ni modo. Me he tenido que hacer responsable de mis negligencias del pasado si es que quiero que mi ser humano del futuro no me reproche. Es decir, una vez que me hicieron ver todos los males que ya traía y las posibles, pero casi inminentes, consecuencias, me fue posible ignorarlos y me tuve que hacer cargo.
Me pregunto: ¿cuántas piezas postizas habría tenido mi ser humano del futuro si no hubiera acudido a una “limpieza de prevención” a mis 32 años?
Y resulta que, entre mis conversaciones random con mi amiga Fer, se me ocurrió recomendarle a mi dentista de cabecera para que le hicieran una limpieza. “¿No crees nuestra vida era más feliz antes de ir con la dentista?”, me dijo al volver de su primera cita. Ya se encuentra en su etapa de ortodoncia: dos años de utilizar brackets. Ella que se burlaba al verme pasar hasta quince minutos lavándome la boca antes de dormir: el hilo, el cepillado con técnica, el enjuague bucal, las gárgaras con agua tibia con sal… lleva tiempo hacerlo bien. Ahora ella también lo sabe. Ya no se burla de mí.
Su pregunta, aunque sarcástica, me hizo abrir todo un tema de reflexión y debate en mi cabeza: “¿No crees nuestra vida era más feliz antes de ir con la dentista?”
Cuan cierto es que a veces es más cómodo ser ignorante. Ser inconsciente. Porque si no sabes en qué estas errando, no hay nada de qué hacerte responsable y mucho menos hay culpa por no hacerte responsable de algo que desconoces. Entonces, me parece que las opciones son pocas y son claras:
- No indagar en los aspectos que podrían mejorar nuestra calidad de vida: nuestra salud, nuestras emociones, nuestras finanzas, nuestras relaciones interpersonales…Ser felices en apariencia y esperar a que algo reviente y tengas que actuar de emergencia y tal vez con más complicaciones. Es decir, hasta que las muelas te duelan y tengan que sacarlas de raíz.
- Hacer introspección y autoevaluaciones con cierta frecuencia para reencaminar nuestra existencia por la línea en la que la queremos llevar. Acudir a limpiezas de prevención y procurar un ser humano más sano, más consiente.
Puedo decir que mis caries recién arregladas se han convertido en una metáfora de vida. Me puse a pensar en cuantas cosas he estado haciendo de manera equivocada durante tantos años solo porque así me enseñaron y jamás me había detenido a siquiera cuestionarme si es la mejor manera, o, mejor dicho, la manera que me funciona a mí. Hábitos, creencias, actitudes que me han llevado a construir cierta personalidad y cierta manera de interpretar el mundo. ¿Cuántas caries mentales habré dejado pasar durante tantos años?
Darse cuenta de que nuestro conocimiento es ignorancia, es una noble comprensión interna. (Lao Tzu)
Hacerme responsable de mi ser humano del presente, dejar de culpar a mi ser humano del pasado para que no me reproche mi ser humano del futuro. Es mi nueva y más reciente convicción de vida.
Y no solo se trata del “futuro”, al final da un poco igual, después de Covid-19 ya no pienso tanto en el futuro, pero es verdad que comenzar arreglar tu cuerpo de manera interna te hace sentir mejor y relacionarte mejor con el entorno en el momento presente.
Por eso, quien estime al mundo igual a la fortuna de su propio cuerpo, puede gobernar el mundo.
Quien ame al mundo como a su propio cuerpo, se le puede confiar el mundo. (Lao Tzu)
En el caso de los dientes, no es que vaya por el mundo enseñando mis nuevas resinas, nadie las ve, nadie se da cuenta. Solo yo me doy cuenta, y me siento como más limpia por dentro. Lo cual me hace sentir más contenta y supongo que eso sí se refleja hacia fuera, eso sí lo notan los demás.
Y por eso coloqué esa imagen en el encabezado de este ensayo-reflexión. A veces habitamos tan fuera de nosotros, que le damos mucho peso solo a lo que se ve. ¡Qué le hace que por dentro estemos podridos! Mientras el maquillaje cubra las imperfecciones y la foto tenga el encuadre perfecto y los filtros adecuados.
Entonces pienso que, si bien a mi ser humano de hace diez años le aconsejaría una mejor higiene bucal, entre otras cosas, me pregunto, si acaso vivo otros diez años, ¿qué cosas me agradecería mi ser humano del futuro?
Para responder a esa pregunta, así como con las caries, hay que escarbar más en la conciencia y resanar lo que se pueda…
Y para finalizar, vuelvo a citar la obra Tao Te King del filósofo Lao Tzu:
El que conoce a los demás es inteligente
El que se conoce a sí mismo es iluminado
El que vence a los demás es fuerte
El que se vence a sí mismo es la fuerza
Tal vez luego de que lean esto les provoque tomar el teléfono y agendar una cita con su dentista. Yo les diría, no lo hagan.
No lo hagan si no están dispuestos a aceptar todos los males que traen en la boca y llegar hasta las últimas consecuencias, hasta dejar su boca sana. Si no están preparados a invertir tiempo y dinero. Si no tienen lo que se necesita para indagar, reconocer, aceptar y hacerse responsables de su ser humano de hoy.
Pero por si acaso están dispuestos, les puedo pasar los datos de mi dentista.
Es broma.
Nota al pie de página: pienso que, con tanto producto para higiene bucal que he adquirido últimamente, bien podrían patrocinarme los de Colgate, Gum y Oral B por utilizar y promover sus productos.
Esto no es tan broma.